
POR: HECTOR LUIS FELIZ
El pasado domingo, el pueblo dominicano dio cátedra de civismo, organización y conciencia. Nuestro país no tiene registros ―al menos recientes― de certámenes electorales anteriores, que se hayan desarrollado de manera tan ejemplar como el que tuvimos este 19 de mayo. Todo el mundo hizo su papel: los que se dirigieron a sus centros de votación y ejercieron su derecho al voto lo hicieron de manera pacífica y ordenada, sin demostrar ese nivel de fanatismo agresivo que anteriormente era lo más común. Pero, como el tiempo cambia, todo lo que está bajo sus leyes matemáticas progresivamente también debe ir cambiando, y es lo que quedó demostrado con este nivel de responsabilidad que mostró el electorado dominicano.
En mi necedad de complicar las cosas, podría yo preguntarme: ¿a qué responde este cambio que hemos dado? Tal vez, muy equivocadamente, podría decir que el motivo fue bidireccional. Por un lado, los militantes del oficialismo tenían la seguridad de que, como las encuestas en su gran mayoría daban toda en favor de ellos, pues pudieron haber entendido que todo ya estaba definido y, por esta razón, no había necesidad de hacer muchos esfuerzos y, mucho menos, entrar en confrontación con ningún otro votante que discrepe de ellos. Por su parte, la oposición, siguiendo este mismo orden, pudo haberse hecho la idea de que, de todos modos, ya no había nada que hacer; que impedir una primera vuelta ya no era probable y, por consiguiente, no tenían más nada que hacer que los pocos que se movilizaron ir de manera tranquila, evitando cualquier tipo de confrontación que, al fin y al cabo, no tendría sentido.
Pero, ¿qué sugiere esto? El grado de conciencia que hemos adquirido es extraordinario... Esto sugiere, que la clase política debe adoptar nuevas formas de convencimiento persuasivo para una sociedad cada vez más consciente, más estudiada, más informada y que ya no se identifica con los modelos tradicionales de hacer política.
Si bien es cierto que esta semana pos-electoral se ha hablado mucho de ganadores y perdedores, no menos cierto es que, bajo mi apreciación, no hubo ni ganadores ni perdedores, más bien personas y partidos que fueron más favorecidos por la voluntad popular que otros. Porque, si tuviese yo necesariamente que buscar un ganador dentro de todo este proceso, tendría que ser obligatoriamente «el país en su totalidad», por marcar un antes y un después de manera positiva en la historia electoral del país.
Ahora, solo nos falta tener la fe puesta en que, en los procesos venideros, la tendencia sea a mejorar cada vez más nuestras propias expectativas, para de esta forma acercarnos cada día más al país que todos queremos.
Leer mas: https://www.ahoranoticiasrd.com/2024/05/lo-pusieron-en-aprietos-tras.html
Así es , muy bien 👍🏼
ResponderEliminar