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Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad Médica de Ámsterdam, la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Módena demostro una relación causal entre la pobreza y las enfermedades mentales. Publicado en la revista ‘Nature Human Behaviour’, el estudio no solo confirma la correlación entre estos dos factores, sino que también establece que la pobreza puede ser un factor causal en el desarrollo de problemas de salud mental.
Según Marco Boks, psiquiatra de Amsterdam UMC, el estudio evidencia que ciertos problemas de salud mental pueden empeorar la situación financiera de una persona. "Este estudio indica que ciertos problemas de salud mental pueden hacer que la situación financiera de una persona sea incierta. Pero, a la inversa, también vemos que la pobreza puede conducir a problemas de salud mental", afirma Boks.
Los investigadores utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Internacional de Genómica Psiquiátrica para analizar la relación. "Descubrimos que la esquizofrenia y el TDAH contribuyen causalmente a la pobreza. A la inversa, la pobreza contribuye al trastorno depresivo mayor y a la esquizofrenia", señala Boks.
Para determinar la relación causal, los investigadores emplearon la aleatorización mendeliana, una técnica que utiliza la información genética de los participantes para identificar la influencia de los factores de riesgo en una enfermedad. "Pudimos captar aspectos de la pobreza que comparten el individuo, el hogar y la zona en la que vive. Esto nos permitió identificar mejor los efectos causales de la pobreza en las enfermedades mentales", explica David Hill, genetista estadístico de la Universidad de Edimburgo.
Los resultados del estudio tienen importantes implicaciones para la formulación de políticas públicas. Al reconocer la influencia recíproca entre la pobreza y la salud mental, los responsables de políticas pueden desarrollar intervenciones más eficaces para romper el ciclo de pobreza y problemas de salud mental. "Nuestros hallazgos sugieren que la reducción de las desigualdades podría conducir a ganancias sustanciales en la salud mental pública", comenta Boks.
La investigación destaca la necesidad de considerar factores sociales como la pobreza al abordar el desarrollo de enfermedades mentales. Mattia Marchi, psiquiatra de la Universidad de Módena, subraya que el uso de datos genéticos ha permitido identificar la pobreza como un factor ambiental modificable para la salud mental. "Esto no significa que la pobreza sea genética. Al contrario, con los datos genéticos, pudimos identificar la pobreza como un factor ambiental modificable para la salud mental", añade Marchi.
En conclusión, el estudio proporciona una base sólida para la implementación de políticas que aborden tanto la pobreza como las enfermedades mentales, ofreciendo una perspectiva integral para mejorar la salud pública y reducir las desigualdades sociales.