Opinion: El momento de actuar es ahora, y cada segundo cuenta



Por Hector Luis Feliz 

Desafortunadamente —y es muy penoso decirlo—, parece ser que nuestro principal talón de Aquiles, que durante años hemos llevado a rastro, seguirá siendo el gran desorden del sistema vehicular y tránsito en el país. ¡No puede ser!

Seguimos encabezando las estadísticas según el más reciente levantamiento de la plataforma World of Statistics, que sitúa a República Dominicana en el puesto número 1 de las naciones con mayor tasa de mortalidad en accidentes de tránsito a nivel mundial. ¡Vaya usted a ver, 48 mil kilómetros cuadrados de isla! Es verdaderamente alarmante…

Solo entre el domingo y el lunes, murieron cinco personas y más de ocho resultaron heridas en dos accidentes diferentes. El primero ocurrió en el sector Evaristo Morales (Santo Domingo), donde dos jóvenes resultaron muertos la madrugada del domingo, tras caer su vehículo en un hoyo realizado para fines de construcción de un edificio. El segundo, respectivamente, sucedió en Barahona alrededor de las 10 de la noche del lunes, donde tres personas resultaron muertas.

¿A qué se debe esto? Pero aún más, ¿por qué desde el 2001, hemos estado en el top 5 de las estadísticas mundiales con respecto a los accidentes de tránsito? ¿Acaso ningún gobierno en los últimos 24 años, ha puesto su atención en resolver mínimamente este malestar desgraciado?

Un país que se encuentra en pleno proceso de desarrollo, no puede darse el lujo de estar encabezando estadísticas mundiales, con cuestiones tan delicadas como la del tránsito. Esto provoca un malestar innecesario para más de 10 millones de visitantes que se proyecta entrarán al país cada año, según el Ministerio de Turismo —número que, dicho sea de paso, es cada vez mayor—, y justo por eso deben tomarse medidas cautelares en torno a este asunto.

El gobierno central tiene la responsabilidad de enfocar gran parte de su mirada en este tema en el período que inicia el 16 de agosto, sobre todo ahora que es —como el mismo presidente ha dicho— el periodo de las grandes reformas. Es imperantemente obligatorio aprovechar y modificar la Ley 63-17, sobre Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial de la República Dominicana, y aumentar el régimen de sanciones y agravantes. Según los expertos —y mencionar aquí al abogado Félix Portes, que la semana pasada emitió unas declaraciones sobre el tema—, la ley es muy benevolente, a favor de quien provoca de una forma u otra un accidente. Las sanciones deben ser más estrictas, para que no solo actúen como castigo al momento de provocarse un accidente, sino que también sirvan de manera preventiva para disuadir en cierta parte estas faltas, en ocasiones tan irresponsables.

Hay mucho por hacer, y el desafío es tan grande como una montaña que aún no hemos comenzado a escalar. El camino hacia la mejora es largo y no tan rectilíneo, pero hasta ahora la voluntad de enfrentarlo ha sido muy escasa y desinteresada. Lo que no se inicia, no se termina y, en consecuencia, no se mejora. Solo una pequeña intención de avanzar y mejorar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La mejora de nuestro sistema de tránsito y la reducción de estos fatales siniestros, no es solo una meta deseable, que hasta el momento ha sido inalcanzable; es una cuestión de vida o muerte. ¡El momento de actuar es ahora, y cada segundo cuenta!

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