
NACIONES UNIDAS.– Un fuerte cruce diplomático se produjo ayer lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU entre Estados Unidos y China por la influencia sobre el Canal de Panamá, vía estratégica que conecta los océanos Atlántico y Pacífico.
La embajadora interina de EE.UU., Dorothy Shea, advirtió sobre la “influencia desproporcionada” de Beijing en la infraestructura y operaciones portuarias vinculadas al canal, asegurando que esto representa una “amenaza potencial” para el comercio y la seguridad mundial.
Por su parte, el embajador chino, Fu Cong, respondió acusando a Washington de usar “ataques infundados” como pretexto para retomar el control de la vía, y defendió que China siempre ha respetado la neutralidad permanente del canal y apoya la soberanía de Panamá.
El presidente panameño José Raúl Mulino, quien presidió la sesión como titular de la presidencia rotativa del consejo, reafirmó que el canal “es propiedad de Panamá” y que su neutralidad es la “mejor defensa” ante amenazas externas.
Mulino destacó que el país administra de manera eficiente la ruta interoceánica y que rechaza cualquier intento de injerencia, en medio de versiones sobre presiones de Washington para que operadores chinos vendan sus intereses portuarios a un consorcio estadounidense.
La disputa se produce después de que el expresidente estadounidense Donald Trump sugiriera, incluso antes de volver a la Casa Blanca, que su país debería “retomar” el canal, acusando a Panamá de ceder espacio a China.
Estados Unidos construyó la vía a principios del siglo XX, pero la transfirió a Panamá en 1999, tras un tratado firmado en 1977. En abril de este año, el secretario de Defensa estadounidense Pete Hegseth visitó Panamá y acordó con Mulino reforzar la coordinación en seguridad, otorgando acceso a instalaciones aéreas y navales estratégicas, lo que generó protestas en la capital panameña.
Durante la reunión, el secretario general de Interpol, Valdecy Urquiza, alertó sobre amenazas a la seguridad marítima como piratería, robo armado, crimen transnacional y ciberataques a puertos con baja protección digital.
China acusa a Estados Unidos de ser el “mayor perturbador de la paz” en la región Asia-Pacífico, mientras Washington insiste en que Beijing representa un riesgo creciente para la navegación global.
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