
LIMA, PERÚ.– El reconocido escritor y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa falleció ayer domingo en la ciudad de Lima, a los 89 años de edad, según confirmaron sus hijos a través de un comunicado difundido en redes sociales.
“Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”, expresaron Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, hijos del laureado autor peruano.
Su partida marca el fin de una era en la literatura hispanoamericana, dejando atrás una obra monumental que lo convirtió en referente mundial, así como en el último sobreviviente de la histórica generación del “Boom latinoamericano”, junto a figuras como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Juan Rulfo.
Vargas Llosa retrató las complejidades de su natal Perú y de América Latina en títulos emblemáticos como La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral, La fiesta del Chivo y La guerra del fin del mundo. Su pluma fue siempre crítica, potente y aguda, combinando literatura con compromiso social y político.
Nacido el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, se formó entre Bolivia y Perú. Su incursión en el periodismo y la literatura comenzó desde muy joven, estableciéndose luego en París, donde vivió múltiples etapas claves de su carrera como traductor, profesor y corresponsal.
Con obras traducidas a más de 30 idiomas y múltiples reconocimientos, Vargas Llosa fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura en 2010, así como con los premios Cervantes, Príncipe de Asturias, Rómulo Gallegos, Nacional de Novela del Perú, entre muchos otros.
En el terreno político, su pensamiento liberal marcó distancia del entorno intelectual de izquierda. En 1990 aspiró a la presidencia de Perú, siendo derrotado por Alberto Fujimori, hecho que lo llevó de regreso al mundo de las letras, donde siempre confesó sentirse más pleno.
Su vida personal también fue de dominio público: sus matrimonios, primero con Julia Urquidi y luego con Patricia Llosa, así como su relación con Isabel Preysler, lo mantuvieron frecuentemente en los titulares.
Entre sus publicaciones más recientes se encuentran Tiempos recios y La mirada quieta, esta última dedicada al escritor español Benito Pérez Galdós.
Vargas Llosa, que obtuvo también la nacionalidad española en 1993, deja un legado inmenso, no solo como novelista, sino como defensor apasionado de la libertad y la democracia, que hasta sus últimos días se expresó con firmeza frente al populismo y los regímenes autoritarios.
Con su fallecimiento, el mundo hispano pierde a una de sus voces más ilustres, cuyo eco seguirá resonando en las letras universales por generaciones.