
“Estamos en la luna”, fue la frase utilizada por el Centro de Control de Misión de la nave privada Blue Ghost para confirmar su aterrizaje exitoso tras un viaje de 46 días.
La sonda espacial analizará con ayuda de diez instrumentos el subsuelo, la superficie y la atmósfera lunar como parte del programa Artemis de la NASA.
El módulo de aterrizaje de cuatro patas, que mide 2 metros de alto y 3,5 metros de ancho, descendió con piloto automático, a las 03H34 horas de la costa este de Estados Unidos (08H34 GMT) cerca de Mons Latreille, una formación volcánica del Mare Crisium, en la cara noreste de la Luna.
Blue Ghost Mission 1 de Firefly Aerospace es la segunda compañía privada en lograr este hito.
Un aterrizaje suave y en posición vertical convierte a Firefly, una startup fundada hace una década, en la primera empresa privada en poner una nave espacial en la Luna sin estrellarse ni caerse. Incluso países han fallado, y solo cinco afirman haber tenido éxito: Rusia, Estados Unidos, China, India y Japón.
El módulo que recibe su nombre de una especie de luciérnagas poco común en Estados Unidos, se lanzó a mediados de enero desde Florida, llevó 10 experimentos a la Luna para la NASA. La agencia espacial pagó 101 millones de dólares por el envío, más 44 millones de dólares por la ciencia y la tecnología a bordo.
Es la tercera misión del programa de entregas lunares comerciales de la NASA, cuyo objetivo es impulsar una economía lunar de empresas privadas que compiten entre sí mientras se explora el entorno antes de que lleguen los astronautas a finales de esta década. Otras dos sondas de otras compañías están siguiendo los pasos de Blue Ghost, y se espera que la próxima se una a ella en la Luna a finales de esta semana.
Fuente: panorama