Por. Aníbal Corcino M.
Muchos seres humanos tienen la desgracia de nacer en un pantano de vida, un espacio completamente hostil, lleno de lodo pantanoso y muchas situaciones adversas. Seres humanos que nacen destinados a la desgracia, al trabajo duro, la prostitución, la drogadicción, el maltrato en todos sus sentidos y otros temas dejados por herencia paterna. ¿Sera posible que alguien que nace en este pantano tan cenagoso, sombrío y purulento pueda salir del mismo?
En busca de saberlo, hace unos días, tuve la oportunidad de hablar con algunos jóvenes cuya vida ha sido y es muy dura, sobre todo aquellos jóvenes sumergidos en el flagelo de las drogas sintéticas y opioides de tipo alucinógenos. Mi sorpresa fue tanta, que me motivó a escribir este artículo, pero sobre todo compartir la experiencia obtenida de tan rica conversación. La realidad de muchos de estos jóvenes y adultos, es que no tienen interés en salir de su pantano, porque ya se han sumergido tanto en el mismo que no encuentran razón a la vida fuera de él.
Mi diálogo con cada uno de ellos consistía en hacerles preguntas sobre las razones que los mantenían en dicho pantano, para mi sorpresa cada uno de ellos era capaz de dialogar conmigo con toda soltura y con una sabiduría única. Su capacidad de discernir y el conocimiento de la vida que mostraban la gran mayoría era tanta, que me llevó a creer que muchos de estos individuos eran más inteligentes y capaces que yo. Y en eso surge la gran pregunta ¿Y si son tan inteligentes, por qué no salen de su pantano?
En este tipo de diálogo uno va de sorpresa tras sorpresa, uno de los jóvenes trataba de explicarme. “muchos de nosotros, sobre todo los que tienen la posibilidad no salen de este mundo, porque no les interesa, porque en el momento en que salgan de él, tendrán que hacerse responsables de sus vidas y de sus acciones y tener que trabajar, mantener los hijos nos fácil, mientras si se mantienen en este pantano todo lo justifican con la idea del vicio y la victimización.
Si son adictos nadie le va a juzgar o castigar por ello, nadie siente asombro de sus hechos, por el contrario, las personas los justifican y no es raro escuchar preguntas como ¿Y tú dejaste eso ahí sabiendo que fulano viene aquí? En cambio, si tú no eres vicioso tomas algo, hurtas, te comes la comida que no es tuya y llueven los palos sobre tus costillas, te someten a la justicia o el escándalo es imparable.
Para otros simplemente su carga es tan pesada, que aún deseándolo tienen un entorno tan duro y cruel que no los deja salir. Cuando quieren salir de su pantano, el mismo entorno con la desconfianza, con el rechazo los hace volver atrás. Te llevan preso por sospecha, te acusan sin razón, te rechazan y cuestionan como si fueras el mismo de antes y ese rechazo y acoso constante te desmoraliza y te hace volver atrás.
Por mi parte y en otro punto de vista, creo que el pantano más profundo aquel que lleva a ser humano al fondo de la infelicidad está más allá del de todo vicio, creo que el vicio es la consecuencia de aquel daño provocado por las acciones consciente o inconsciente de su entorno. El hijo que nace de padres miserables en el sentido del apego material, crece odiando esta actitud, aborreciendo ser como ellos y en ese sentido vive una vida de desprendimiento, vive una vida de desinterés material, no se apega a nada, tiene poco valor y respeto por su trabajo, tira cada peso y no le interesa el desarrollo económico.
De manera inconsciente el individuo solo busca renegar su herencia. Como esta conducta, también está aquel, que nace en medio de la necesidad y al igual que el otro, transmite este mal de generación en generación, sus hijos se miran como fracasados, como personas sin derecho a nada y es normal escucharles decir, “Eso no es para mí yo soy un analfabeto y no puedo estar ahí” En su subconsciente ellos nacen ya sumergido en el pantano del pesimismo, pero peor aún, qué decir de aquellos que siendo ricos en conocimientos y dones no lo ejercen por falta de confianza en sí mismo.
Estos hombres y mujeres cuyo entorno los condenó a ser menos, aquellos que al salir con un acto diferente a su manada son criticados duramente, son declarados como rebeldes o simplemente seres que se creen superiores a los demás, en ese sentido comienzan a sufrir el embate de ser diferente y gran parte sin pensarlo regresa a la manada y se creen los efectos de ese dardo envenenado que les traspasa el corazón y el cerebro. Richard Bach en su obra Juan Salvador Gaviota nos da un gran ejemplo de esto.
Basado en lo anterior cabría preguntar ¿Se puede salir de ese pozo cenagoso en que se nace a veces? La respuesta es sí. El ser humano es como una alcancía, es como un balde vacío. Muchos baldes las personas los llenan de pinturas, otros lo llenan de agua, otros lo llenan de comida, pero también otros lo llenan de basura. Así es la vida de cada persona, es una alcancía a la que, si todos los días le echas una moneda, de muchas monedas se llenará, pero si todos los días le entras un billete, al destapar verás que se llenó de papeletas valiosas.
La cuestión aquí es, de qué estás llenando tú vida. ¿Se relaciona lo que quieres de la vida con lo que le pones en tu alcancía de vida cada día? Querido amigo hoy te invito a reflexionar un poco y evaluar, qué le estás echando a tu alcancía de vida, que estás poniendo cada día en ella, porque al final de tus días de eso se llenará. Querido amigo, no sé dónde naciste, no sé cuál es tu condición física, no sé si tus padres eran drogadictos, no sé si eran violadores, ladrones, prostitutas o simplemente tan egocéntricos que tú nunca fuiste su prioridad, si te abandonaron, no puedo definir eso.
Lo que sí puedo decirte, es que el momento en que decidas salir de ahí puedes hacerlo con solo buscar la cura a eso que internamente te obliga estar cada día más hundido en el pantano, es identificar ese mal, ese pensamiento, que al llegar a tu mente hace que tengas que ir a las drogas, al alcohol o simplemente te llena de inseguridad. Identifica ese clavo que te carcome el alma y te hace sentir triste, que no vales o que simplemente te hace renegar de tus sueños, metas y propósitos. Ese clavo puede ser una persona, un hecho, una frustración o simplemente tus miedos.
Una vez que matas ese gigante y cambies lo que estás poniendo en tu alcancía de vida verás cómo se abre una luz, cómo surgen escaleras, que sin dudar más de ti te harán salir del pantano, y no importa la profundidad será posible salir. ¿Pero puedes hacerlo solo? No, es necesario que deposites tu confianza en alguien fuera del entorno, alguien que no te juzgue, que confié en ti, que guíe tus pasos sin pedir nada a cambio, que te de su amor y comprensión, ese alguien es Dios.