Por Hector Luis Feliz
Despierta mucha sensibilidad en mí, hablar sobre el tema que me referiré, porque para muchos —incluso para los mismos especialistas, encargados del estudio científico, de la mente y la conducta, de estas personas que cometen tan irracional aberración— es una situación que no cabe en el consciente humano. Ni siquiera en el instinto animal, se vislumbra tanta frialdad, delante de un ser que posee tanta vulnerabilidad frente a un mundo que parece ser hostil para ellos, como son los niños. Y por eso, delante de semejante escenario, puede ser hasta embarazoso para algunos, referirse a este tema, que nos ha golpeado tan fuerte estos últimos días.
Es una deformación biológica que la naturaleza no concibe, que dentro de cualquier especie del reino animal, una madre o un padre —que son los llamados a hacer los protectores principales de sus hijos— atenten contra la vida de sus propias criaturas; que dentro de su estado de indefensión, son víctimas de la descomposición social o psicológica que tengan su progenitores; sobre todo, en un país como el nuestro, que se ha mostrado tan indiferente delante de una afección, que por el daño que está causando de manera progresiva, podría nombrarse de manera muy acertada, como una verdadera epidemia, como lo son las enfermedades mentales.
Pero de manera categórica, lo más grave de todo esto y que debe alertarnos —sobre todo a las autoridades, que son los encargados de garantizar la salud pública en el país— es la forma en que se cometen estos hechos tan horrendos. Desde, lanzarse de un cuarto piso con su niña en brazos, quitarle el cuero cabelludo a su hija con un cuchillo, hasta, decapitar a su hija, que por 9 meses cargó en su vientre; son solo tres de los casos más traumáticos que en las últimas semanas han acontecido en nuestro país. ¡Un absurdo, apartado de toda razón, conciencia y sentir!
¿A que responde todo esto? ¿Por qué el desinterés de las autoridades a lo largo de los años, en tomar acciones preventivas para disminuir el crecimiento de estás incapacidades mentales? Y de manera resolutoria: ¿Qué medidas se tomarán para ir detectando perfiles, de posibles futuros agresores como estos? ¿Cuál sería la participación que tendría la sociedad en general, al sospechar de algún caso en particular, sobre personas con síntomas similares?
El descuido por parte de las autoridades es evidente… “El médico psiquiatra Héctor Guerrero Heredia, expresó recientemente en un programa de radio y televisión, que el país solo cuenta con 200 médicos psiquiatra y ni siquiera hay un hospital especializado para tratar estos casos, y el único que había fue cerrado”. Es impensable, que nuestro país, con 10 millones de habitantes, no cuente con un hospital especializado para tratar personas con problemas psiquiátricos de esta índole. Indica, que ha visto un abandono garrafal, del cual hoy estamos siendo víctimas y sin esperanza de cambiar en un futuro cercano; dada la cultura del dominicano promedio, de no asistir a consultas con un profesional de la salud mental, por un prejuicio ignorante y primitivo, de que el que va a un psicólogo es porque está loco, dónde en el fondo, quién debería catalogarse con este adjetivo prejuicioso, es quien no asiste a estos, dada la importancia que tienen para la sociedad, como profesionales de la conducta y el comportamiento humano.
Por algún lado hay que iniciar. sí nos centramos solamente en lo que tenemos, será más difícil darnos cuenta de lo que nos falta... Esto no debe ser un tema, que solo se ponga en la palestra, cuando retumben de manera tan sonora y desafortunada como está vez. En el país, todos los temas importantes naufragan en la corriente efímera de los acontecimientos políticos, que bien podría a veces catalogarse de cháchara política. En medio de discusiones que distraen la atención, de quienes de forma más directa sufren los embistes de la degradación psicoemocional de una parte de la población que, si bien es cierto, en democracia son importante, no menos cierto es que pueden ser menos urgentes comparativamente a lo que está aconteciendo en un extracto de la población, producto de las situaciones mental irregulares, que cada vez con más frecuencia se destapan en el país.
Mui bien todo lo escrito grande jorge luis
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