
Por: Héctor Luis Feliz.
En la actualidad, el país se enfrenta a desafíos económicos que requieren medidas contundentes y precisas, tomando en cuenta la coyuntura política mundial que no se le observa un paradero lejanamente posible. Uno de los aspectos cruciales para mejorar nuestra situación financiera y fortalecer la estabilidad económica es una reforma fiscal integral. Esto no solo es necesario, sino que se ha convertido en una urgencia para garantizar un desarrollo sostenible y equitativo en el país.
El sistema fiscal dominicano ha mostrado deficiencias que han limitado su capacidad para generar los ingresos necesarios para cubrir los gastos públicos y promover la inversión en sectores clave. Actualmente, existe una carga impositiva desigual y poco eficiente que recae principalmente en la clase media y baja, mientras que los sectores de mayor ingreso gozan de exenciones y beneficios fiscales.
Una reforma tributaria adecuada debe buscar la equidad, promoviendo una distribución justa de la carga impositiva. Esto implica revisar las exenciones y privilegios fiscales que han contribuido a la concentración de la riqueza en unos pocos. Además, es esencial simplificar el sistema tributario para facilitar su cumplimiento y reducir la evasión fiscal que ha sido un problema persistente en el país.
Otro aspecto a resaltar de esta reforma es la modernización de la administración tributaria. La implementación de tecnologías avanzadas y sistemas digitales permitirá una mayor eficiencia en la recaudación de impuestos, reduciendo los costos operativos y mejorando la transparencia. Asimismo, es necesario fortalecer los mecanismos de control y supervisión para combatir la evasión y el fraude fiscal de manera efectiva.
Esta reforma debe también contemplar incentivos para la inversión productiva y el desarrollo de sectores estratégicos, como es el gran olvidado sector agropecuario, la industria y la tecnología. Estos incentivos deben estar dirigidos a generar empleo y diversificar la economía, reduciendo así nuestra dependencia de sectores vulnerables a los cambios sucesivos internacionales.
Es fundamental involucrar a diversos sectores de la sociedad, tanto políticos, empresariales, religiosos; en el proceso de diseño e implementación de esta reforma. El diálogo y la participación ciudadana son elementos esenciales para asegurar que las medidas propuestas sean equitativas y respondan a las necesidades reales de la población.
Por esto, el país se encuentra en un momento importante donde una reforma fiscal es más que necesaria; es imprescindible para sentar las bases de un crecimiento económico sostenible y una sociedad más justa. Es responsabilidad de todos trabajar juntos para lograr un sistema tributario que promueva la equidad, la eficiencia y el bienestar de todos los dominicanos.