Por: Julio César
García Mazara, MA
Desde su designación como gobernadora civil de la provincia
de Santo Domingo el 16 de agosto de 2020, Altagracia Julia Drullard de Jiménez
ha abierto un camino que va más allá de su rol administrativo. Su nombramiento
representó no solo un hito histórico al ser la primera mujer en ocupar un cargo
que antes parecía reservado para los hombres, sino también un faro de esperanza
y empoderamiento para las mujeres dominicanas.
La trayectoria de Drullard es un testimonio de dedicación,
compromiso y lucha continua por la justicia social. Desde sus años de
estudiante en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde se destacó
en defensa de los derechos de los estudiantes y en la participación activa en
movimientos sociales, su vida ha estado marcada por un profundo sentido de
responsabilidad hacia su comunidad. Es admirable cómo, desde sus inicios en el
Frente Universitario Socialista Democrático, ha sabido cultivar un fuerte
liderazgo, primero en el ámbito estudiantil y luego, en un espacio más amplio
dentro de la política y la academia.
Su carrera no solo se enfoca en la academia, donde ha sido
una docente ejemplar, sino que también ha jugado un papel crucial en el diseño
y ejecución de políticas públicas a diversas escalas. Las múltiples funciones
administrativas que ha desempeñado, que incluyen la dirección de programas en
la Universidad, la subdirección de Prensa y Publicidad de la Presidencia de la
República y otros puestos en la administración pública, son un reflejo de su
compromiso por mejorar la calidad de vida de los dominicanos, además de su
notable capacidad para gestionar recursos en beneficio de los más
desfavorecidos.
En su gestión como gobernadora, ha trazado proyectos que
apuntan a desarrollar soluciones concretas para los problemas que enfrentan los
sectores más vulnerables de la provincia. Esto es evidencia de un enfoque que
no se limita a la política como una mera actividad, sino que la entiende como
una herramienta para la transformación social.
Además, su contribución a la visibilización del papel de la mujer en la administración pública y su constante labor en pro de la equidad de género hacen de ella un referente en la defensa de los derechos de las mujeres en el país. Las conferencias y reconocimientos internacionales que ha recibido no son solo un reflejo de su trabajo, sino también un llamado a desmantelar las barreras que históricamente han limitado el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo. Al hablar sobre el emprendimiento femenino y la participación de la mujer en la gestión pública, Drullard no solo educa, sino que inspira a un cambio cultural profundo en la República Dominicana.
Es evidente que
Altagracia Julia Drullard de Jiménez no es simplemente una funcionaria; es una
pionera que nos recuerda que los límites son construcciones sociales que
podemos desmantelar. Su legado es claro: en la búsqueda de la equidad y el
desarrollo social, cada acción cuenta, y cada paso hacia adelante es un triunfo
compartido.
En un país donde la lucha por la igualdad de género y la
justicia social aún enfrenta múltiples desafíos, la figura de Drullard se erige
como un ejemplo de perseverancia, capacidad y visión. Su liderazgo en la
gobernación de Santo Domingo es una invitación a seguir creyendo en un futuro
donde todas las voces, sin importar su género, tengan la oportunidad de ser
escuchadas y respetadas en la construcción de una mejor sociedad.