Todo lo que sube "inevitablemente" tiene que bajar


Por Hector Luis Feliz 

Como bien contemplan las leyes de la física y el sistema gravitacional, todo lo que sube —ya sea por curvatura, deformación o impulso inicial— inevitablemente tiene que bajar. Esto no sólo se aplica a los objetos en movimiento, sino también se puede extrapolar a las estructuras de poder y las situaciones humanas. Así pues, las alturas de la gloria, el poder y el bienestar son transitorias, y todo aquello que sube, sin importar cuán alto pueda llegar, debe enfrentar la realidad de la caída.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido —si se quiere— la institución política con más éxitos que ha experimentado nuestro sistema democrático dominicano después de la caída del dictador Rafael Leónidas Trujillo el 30 de mayo de 1961, Pero —como diría el cantautor mexicano José José: "porque nada es para siempre y hasta la belleza cansa"— aparentemente esos momentos de éxito han terminado y ahora les vienen las luchas por la supervivencia como partido, en medio de divisiones internas de amplios sectores, que tienen un interés verdadero de un cambio, en toda la estructura de esa organización, los cuales, aparentemente, están dispuestos a luchar por ello, a toda costa, y por encima de quién sea.

Hace poco menos de dos meses, el expresidente Danilo Medina y presidente de esa organización, al igual que el secretario general Charlie Mariotti, expresaron el interés de no reelegirse nueva vez en sus puestos, dado el interés de una renovación total de ese partido, que se originó, por el funesto desempeño que tuvieron en las elecciones presidenciales y congresuales de mayo, donde solo obtuvieron un 10% de las votaciones a nivel presidencial.  

Pero existe mucha distancia entre lo que uno dice y lo que hace… En los últimos días, varios dirigentes cercanos al presidente Medina han estado haciendo una serie de declaraciones, en las que expresan su interés de que el exmandatario continúe al frente de esa organización. Inclusive, han expresado que de manera interna ya se han recolectado más de 1.500 firmas, a favor de que éste continúe en la presidencia del partido. Y a decir verdad, parece verosímil que después de este respaldo que le han mostrado públicamente a Danilo Medina, pueda de alguna manera haber cambiado su interés de no seguir al frente de la presidencia de la organización, optando así, de manera estratégica, por continuar siendo un gran activo de poder de cara al futuro, porque es un hecho, que la reforma constitucional aparentemente será una realidad y podría entonces dejarlo ya habilitado para una nueva aspiración presidencial; dejando sin efecto la restricción impuesta por la Constitución del 2015, de no poder presentarse nunca más, como candidato a la presidencia de la república. 

Por otra parte, el pasado miércoles 10 de julio, un grupo de dirigentes encabezado por el miembro del comité político del PLD Carlos Amarante Baret, leyó ante los medios de comunicación un documento en el que expresan su intención de que el expresidente Medina cumpla con su palabra de no presentarse a la presidencia del partido, mostrando oposición ante un posible cambio de postura del exmandatario, por las razones antes expuestas…

Soy de los que creen, como expresaba el gran genio de la física Albert Einstein, que: "locura es hacer lo mismo una y otra vez; y esperar resultados diferentes". Los partidos políticos deben hacerse cada vez más plurales, más participativos con sus militantes, mostrar confianza y humildad primero con los suyos, para luego conquistar hacia afuera. El Partido de la Liberación Dominicana, si de verdad quiere resurgir como futura fuerza de poder en el país, debe adaptar cada vez más sus acciones a los nuevos tiempos, empoderar a sus jóvenes valiosos y muy preparados que hay entre sus filas, para así poder —entre lo mejor de lo viejo y lo mejor de lo nuevo— hacer de ese partido una opción renovada,  con condiciones reales para competir en lo adelante, con las otras organizaciones, que han sabido fusionar de manera correcta ese binomio del "ayer y el hoy" y los resultados han sido proactivos.

El país, en aras de fortalecer la democracia, necesita partidos fuertes que sirvan como contrapeso del poder, sobre todo en estos momentos en que el gobierno central cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras legislativas, lo que le permitiría ejecutar cualquier reforma, cualquier modificación a la constitución, etc., sin necesidad de consensuarlo de manera obligatoria con ningún otro partido político u otra institución en general. ¡Algo verdaderamente peligroso en manos equivocadas! Todo dependerá al final, de las buenas intenciones que pueda tener el primer mandatario de la nación, de consensuar —de manera muy humilde de su parte— con todos los sectores, cualquier reforma o modificación que, para bien o para mal, tengamos todos que asumir en lo adelante.





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