
Por: Hector Luis Feliz
En este conmemorativo 180 aniversario de la Independencia Dominicana, miramos atrás para recordar y honrar el sacrificio inmenso de los patriotas que lucharon por la libertad de nuestra nación. Fue un acto de valentía y determinación que reverbera a lo largo de la historia, recordándonos que la independencia no fue un regalo, sino un logro obtenido a través del sacrificio, la dedicación y la osadía de muchos.
Recordamos con reverencia a figuras como Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella, y Francisco del Rosario Sánchez, cuyos nombres se mantienen como símbolos de coraje y patriotismo. Fueron estos héroes quienes, con su visión y convicción, iniciaron un movimiento que eventualmente llevaría a la liberación de nuestra tierra de la opresión extranjera. Sus nombres están grabados en la memoria colectiva de nuestra nación como recordatorios vivos de lo que se puede lograr con un compromiso inquebrantable.
El 27 de febrero de 1844 no solo marcó el fin de una era de dominación extranjera, sino que también simbolizó el nacimiento de una nueva República, una nación orgullosa y soberana. En aquella fecha, en la Puerta de la Misericordia, los patriotas proclamaron con fervor la independencia, un acto que selló su destino y el de las generaciones venideras. Cada año, al celebrar este día, renovamos nuestro compromiso con los ideales de libertad y autodeterminación que defendieron con tanto fervor.
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El sacrificio de los patriotas no solo fue en el campo de batalla, sino en cada paso de su lucha. Fueron años de planificación, de clandestinidad, de enfrentar adversidades con ingenio y coraje. Recordamos con humildad los días difíciles, las penurias sufridas y la incertidumbre que debieron enfrentar. Cada uno de ellos puso en juego su vida, su reputación y su bienestar por un bien mayor: el futuro de la República Dominicana.
180 años después, ese legado de sacrificio y valor sigue siendo un faro que guía nuestro camino. Nos inspira a levantarnos ante los desafíos actuales con la misma determinación y coraje que demostraron nuestros antepasados. En un mundo que sigue enfrentando desafíos políticos y sociales, la lección de los patriotas dominicanos es más relevante que nunca.
Honrar el sacrificio de los patriotas implica más que recordar sus nombres. Significa continuar su legado, comprometiéndonos a construir una nación más justa, inclusiva y próspera para todos los dominicanos. Debemos ser los guardianes de la libertad y la soberanía que ellos nos legaron, trabajando juntos para superar nuestras diferencias y construir un futuro que honre su memoria.
En esta oportunidad celebremos no solo con desfiles y discursos consuetudinarios, sino con acciones que reflejen el verdadero espíritu de los patriotas. Que cada dominicano y dominicana se sienta parte de esta historia, uniendo esfuerzos para construir el país que nuestros héroes imaginaron. Que el sacrificio de los patriotas sea siempre recordado y que su legado inspire a las generaciones venideras a continuar luchando por una República Dominicana más fuerte y unida.