Es
con profundo pesar y corazones abatidos que nos reunimos para recordar y honrar
la vida de una mujer excepcional, María Magdalena Feliz Alcántara. En este
momento de nostalgia y gratitud, queremos rendir homenaje a una persona que no
solo tocó nuestras vidas, sino que también dejó una marca imborrable en los
corazones de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.
María Magdalena, o María como cariñosamente la llamábamos, fue mucho más que una madre, abuela y amiga. Fue una fuerza incansable que irradiaba amor y cuidado en todo lo que hacía. Su dedicación a su familia fue ejemplar, siempre priorizando el bienestar y la felicidad de cada miembro. Cada gesto, cada sonrisa y cada palabra de aliento que compartía eran una manifestación de su inmenso amor y cariño.
Pero el amor de María no se limitaba a su familia cercana. Su corazón generoso abrazaba a todos los que cruzaban su camino, irradiando compasión y empatía. Uno de los capítulos más conmovedores de su vida fue su incansable lucha por la recuperación de Junior su nieto. A través de momentos de incertidumbre y desafíos, María demostró una fortaleza incomparable, uniendo a todos en torno a la esperanza y al poder del amor incondicional, logrando con éxito vencer adjunto de su nieto, esos terribles momentos de enfermedad que aquel niño padecía. Hoy gracias a ella podemos decir junior es sano, junior es libre de cancel.
Mientras
nos sumimos en la tristeza por su partida, también celebramos su legado de
valentía y afecto. María nos enseñó que el amor es el cimiento sobre el cual
construimos nuestras vidas, y su ejemplo perdurará como una guía constante en
nuestros días venideros.
Descansa
en paz, querida María, sabiendo que tu impacto perdurará en las vidas que
tocaste. Siempre te llevaremos en nuestros corazones con amor y gratitud.
En lo
personal te gradezco infinitamente la vida de mi hijo quien está entre notros
por ti…
Con
cariño y respeto, tus hijos, nietos, hermanos y familia.
Todos los que te aman y te seguirán amando.