En Memoria de María Magdalena Feliz Alcántara: Un Legado de Amor, Dedicación compromiso y Gratitud.

 

Por: Carlos Lugo.


Es con profundo pesar y corazones abatidos que nos reunimos para recordar y honrar la vida de una mujer excepcional, María Magdalena Feliz Alcántara. En este momento de nostalgia y gratitud, queremos rendir homenaje a una persona que no solo tocó nuestras vidas, sino que también dejó una marca imborrable en los corazones de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.


María Magdalena, o María como cariñosamente la llamábamos, fue mucho más que una madre, abuela y amiga. Fue una fuerza incansable que irradiaba amor y cuidado en todo lo que hacía. Su dedicación a su familia fue ejemplar, siempre priorizando el bienestar y la felicidad de cada miembro. Cada gesto, cada sonrisa y cada palabra de aliento que compartía eran una manifestación de su inmenso amor y cariño.

Pero el amor de María no se limitaba a su familia cercana. Su corazón generoso abrazaba a todos los que cruzaban su camino, irradiando compasión y empatía. Uno de los capítulos más conmovedores de su vida fue su incansable lucha por la recuperación de Junior su nieto. A través de momentos de incertidumbre y desafíos, María demostró una fortaleza incomparable, uniendo a todos en torno a la esperanza y al poder del amor incondicional, logrando con éxito vencer adjunto de su nieto, esos terribles momentos de enfermedad que aquel niño padecía. Hoy gracias a ella podemos decir junior es sano, junior es libre de cancel.


Mientras nos sumimos en la tristeza por su partida, también celebramos su legado de valentía y afecto. María nos enseñó que el amor es el cimiento sobre el cual construimos nuestras vidas, y su ejemplo perdurará como una guía constante en nuestros días venideros.

Agradezco profundamente cada sacrificio que María hizo por nosotros, por su familia y por aquellos a quienes tocó con su gracia. Cada momento que compartimos con ella fue un regalo, una oportunidad de aprender y crecer a través de su sabiduría y amor. Las memorias de su risa contagiosa, los relajos su abrazo cálido y su voz tranquilizadora y hasta los boches, nos consolarán en los días en que su presencia física ya no está entre nosotros.


En este momento de reflexión, nos unimos como una familia extendida, como amigos cercanos, para expresar nuestro agradecimiento más sincero a María Magdalena. Que su espíritu valiente y su amor eterno vivan en cada uno de nosotros mientras continuamos el viaje de la vida que ella tanto apreciaba.

Descansa en paz, querida María, sabiendo que tu impacto perdurará en las vidas que tocaste. Siempre te llevaremos en nuestros corazones con amor y gratitud.


En lo personal te gradezco infinitamente la vida de mi hijo quien está entre notros por ti…

 

Con cariño y respeto, tus hijos, nietos, hermanos y familia. 


Todos los que te aman y te seguirán amando. 










Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente